domingo, 27 de octubre de 2013

La flor y el zumbador.

Y resulta ser que la flor le buscaba y el picaflor de ese capuyo no libó, por idealizar y creer que el néctar según la impresión del pétalo. Ahora sus alas hacen lo que sea por ella, pero aquel sol, a ella, le dio amor excesivo y malsano; la quemó y la hirió. Ahora parece que no se fía de su aleteo ¿Será por ser tan reciente que la cicatriz aún le escuece hasta en los dientes?
Y el zumbador ya no sabe si ser o convertirse en serpiente.

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