domingo, 6 de octubre de 2013

Opiyelguabiran


La noche esperando su mensaje,
le pareció su forma en el patio,
roía un hueso (o eso entendió)
a la vez que sentándose en la calle.
Mientras la miraba se transformaba,
se movía sigiloso con el viento;
saltó el amarillo del asfalto.
Buenas nuevas, obviaran las malas.

Opiyelgoubiran vino a salvar,
vivirá el que siga su consejo
y amparar algo de la humanidad.
Si ostenta mejor será callar
y no está de espaldas ni de lejos.
Sentirás el brío en la obscuridad.

Domingo espera por su mensaje,
mientras todos rezan en la capital,
pudo ser por falta de agua y de sal
que logró entre calinas su celaje.
Procuran que se extingan el hogar
y las cartujas que manden más fuego,
ya no hay quien entienda este juego
ni la apología para encandilar. 


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