sábado, 14 de julio de 2012

Unos cuantos amores, no es un aren.

Aunque pueda sonar poco serio, tengo la necesidad de compartir una aseveración. La misma lleva en sí varias Sub-Aseveraciones. Comencemos pues confesando que tengo varios amores (tal vez se deba a la herencia cultural de medio oriente), uno de ellos es la literatura; le expreso todo lo que siento, no me juzga y me sirve de espejo. Otro amor es Isi, la perra que adoptamos Brenda y yo, ella me da lecciones de vida, su sencillez; pues no le importa el tiempo (creo que no tiene noción de él); puedo definirla en dos palabras: Carpe Diem. Otro de mis grandes amores es la música (escucharla y tocarla), y lo explicaré de manera muy sencilla; la música es para el alma, lo mismo que el péndulo para el reloj. Mi tercer amor, y se preguntarán como puedo con tanto, es la bicicleta; pues me libera, me hacer entender que puedo lograr lo que me proponga, disfruto del aire, la ciudad, la gente. La sensación es muy parecida (o casi igual) a la de volar. No puedo dejar a un lado la guitarra, para ser más amplio diré que los instrumentos de cuerda, sobre todo cuando te juntas con otros músicos y otros instrumentos. Ese momento, cuando ocurre, es único, mágico; la compenetración te hace viajar a algún lugar ideal. Un lugar que sólo puede existir de ese modo. Soy muy agraciado porque todos estos amores los puedo compartir con una persona muy especial, Brendalee. Se que no soy la persona más fácil en este mundo –¿Quien lo és?–, me tiene mucha paciencia; aunque a veces la pierda. Y no se si es por ella o es que con ella quiero ser mejor.