El chasquido de una tijera edita.
Y con ayuda de manos e hilo, una máquina zurce un nuevo andar.
Texturas, dolores, resistencia y colores, rebelión, surcos y vestigios, savia, pinchazos en el periodo de desangrarse, reaparecer.
Frescas, elegantes, casuales, conservadoras y atrevidas, sofocantes.
Si la tela hablase, no padecieramos de colonia,
porqué el camino del ajuar estaría lleno de aromas perennes y flora.
Pero ahí están las piezas,
sin ser extrañadas por nadie,
esperanzadas en ser, retazo