se ausentan las proclamas de presa o cazador,
que somos tanto causantes como víctimas
de la conciencia y el cascar.
Que más allá de las mismas,
un pequeño roce bastó,
en ventanas nos perdemos y en la ajenidad.
Las ideas vuelan en mi cabeza, tan rápido que cuando las enuncio muchos no logran entender. Las ideas tengo que atraparlas, no puedo dejarlas ser latentes, porque así se pierden en el olvido del tiempo que nunca vuelve, necesito plasmarlas en el aire con la indeleble tinta de mi guitarra. No puedo más, no puedo grabarlas en las entrañas del árbol caído, la conciencia es corrosiva, necesito ser más verde.
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