A tropiezos, rasguños y besos, llantos, golpes y caricias se nos va formando como al árbol la corteza ¿has visto como su piel todo lo arropa?
Así, querida, vamos caminando, detenidos por el miedo; porque nos lanzaron aquí sin saber nada del hombre. En el hilo algunos están (sin saber) fuera de balance ¿De quién es la culpa?
Nos paseamos por el, mientras nos rozan sus alientos, el de la vida y la muerte. Una nos acompaña y la otra nos espera paciente.
¡Respira!
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