Arena es la ausencia que me quema,
como ese infinito trayecto hacia la orilla que abrasa la planta de los pies;
hasta sentir la saliva fresca de Neptuno y Poseidón (mientras que el dios griego me resulta más caro, es por necesidad poética que menciono al primero). Se cierran los ojos y abrazo la almohada, recorriendo senderos en busca de tu rastro.