martes, 10 de noviembre de 2015
Feretros
Aventura onírica (escapando del purgatorio).
Y cada vez más ansioso, entre el simple saber que escapar de allí era cuestión de vida o muerte y el deseo de volver y rescatarla o condenarme con un beso. Seguí con mi padre, Julio, abriendo puertas, subiendo y bajando escaleras y ascensores; atravesando habitaciones. Finalmente encontramos la única indicación certera, la de un anciano que operaba el ascensor “la salida es por ahí…” –dijo. Finalmente llegamos al exterior, confirmado por la luz ciega del sol y el blanco aroma del Ilan-Ilan. Allí nos despedimos, el se quedó en el mundo eterno de los sueños y yo de regreso al mundo de la consciencia y la confusión.
viernes, 23 de octubre de 2015
Los candados
miércoles, 23 de septiembre de 2015
Azufre, goma y caramelo.
miércoles, 20 de mayo de 2015
Terror remoto.
Creo en el tacto y las miradas. Creo en las voces desnudas, sin moderación. Creo en el gesto, en la postura y en la belleza de la inmediatez. Me aterra que esta animalidad se trueque con lo inánime remoto de la era digital.
miércoles, 13 de mayo de 2015
Deconstrucción
Hoy destruyo todo lo que quise construir contigo y descubro que la mentira es la verdad disfrazada entre todas las mentiras. Que la epifanía más clara es entender que para ponerse manos a la obra no necesito de ti ni de ninguna ninfa o musa. Que lo hubiera dado todo por ti, que tal vez di demasiado, que de ti espere de más cuando no debía esperar nada. Que lo único que necesito es abandonar la hoguera y cambiar las herramientas de la diversión por unas más arcaicas, las de producción. Que lo que necesito no es tu calor en mi cama, si no llevarme a ella la satisfacción de cumplir mis metas. Que el amor no es decir te amo, sino hacer lo que se siente que se tiene que hacer. Que la libertad no está en dejar al otro ser libre, sino liberarse de el.
jueves, 26 de marzo de 2015
Desde la nube.
Hoy parece ser uno de esos días en que te ocupa la amargura, en que te sientes prisionera. Pero no sé si el ego te obliga a echarme la culpa. Sientes medio, de perder esa libertad que ninguno tenemos, porque somos todos prisioneros, del hogar, del dinero, del honor y la palabra.
Somos prisioneros del placer, de la labor a cambio del salario o por compromiso social.
Somos prisioneros si nos rendimos y si seguimos en la lucha también.
Desde tu nube miras, a veces con tonos de deidad, masticando jugos de anarquía. Desde allí tomas decisiones que se precipitan como el tiempo; discursos del hoy, aterrados por todo aquello que aún no existe.
Y versas con afirmativa energía, y con un volumen antonimamente necesario para escucharte, convencerte y cancelar alguna posible oposición. Para llegar victoriosa a tu morada, lo que no significa estrictamente haber ganado la batalla que antes se libró; porque al final del día todos llegamos a analizar la jornada.
sábado, 7 de marzo de 2015
Su casa
Sin diferenciar la diferencia entre hablar con un extraño y molestarlo, va de en mesa en mesa contando su vida, esa que ya no existe. Porque es aquí, en este comedero donde moraba. Gerundiando imágenes, del verbo sacar, del interior de sus motetes. Mira hacia arriba buscando en todos los rincones de su memoria ese lugar, esa persona, ese momento...